La reducción de las precipitaciones durante el reposo vegetativo de la vid y el riego suplementario durante el invierno o en primavera repercuten en el crecimiento de la vid. Un reciente estudio, llevado a cabo por investigadores del South Australia Research and Development Institute, evalúa las implicaciones que los cambios inducidos en el crecimiento del canopy a causa a la disponibilidad de humedad del suelo en primavera tienen sobre la composición de la uva y el vino.
Para ello, evaluaron estrategias de riego en un viñedo en el que se excluyeron las precipitaciones invernales y se aplicó riego durante el invierno o en primavera durante tres campañas. La reducción de la humedad del suelo en primavera incrementó la porosidad del canopy desde la floración y aumentó la concentración de sustancias fenólicas en el fruto y el vino. El color, la intensidad aromática y los atributos frutales típicos de los vinos Shiraz de Barossa mejoraron bajo canopys más abiertos.
Cuando se restableció la humedad del suelo en primavera mediante precipitaciones naturales o riego suplementario, las vides desarrollaron doseles más densos y se redujo la concentración de sustancias fenólicas en la uva y los vinos. Sin embargo, el riego en primavera tras un invierno seco alteró el estilo de los vinos y se asoció con algunos atributos negativos.
La reducción de las precipitaciones durante el reposo vegetativo de la vid y en primavera provocó una escasez de agua disponible durante las primeras fases de desarrollo de la vid, lo que dio lugar a doseles menos productivos, pero más abiertos. La mayor porosidad de las copas durante la floración favoreció la concentración de sustancias fenólicas en el fruto y en el vino, y contribuyó al desarrollo del color, la intensidad del sabor y el aroma y el cuerpo del vino. Cuando se restableció la humedad del suelo en primavera mediante precipitaciones naturales o riego suplementario, se redujo el rendimiento, pero las vides desarrollaron copas más densas. La menor porosidad de la copa contribuyó a una menor concentración de sustancias fenólicas en el fruto y en los vinos, y favoreció el desarrollo de algunos atributos negativos en los vinos. Cuando se restableció la humedad del suelo durante el invierno, mejoró el equilibrio entre el crecimiento de la copa y el rendimiento.
Estos resultados subrayan la importancia que la disponibilidad de agua en el suelo en primavera tiene en la definición del estilo del vino, y establece un marco para la adopción de estrategias de riego que puedan mantener el estilo regional en un contexto de clima cambiante. Estas respuestas pueden esperarse en regiones de clima mediterráneo que experimenten una reducción de las precipitaciones invernales.
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